sábado, 21 de abril de 2012

Mis relatos (1)

Pues como he ganado el concurso literario de mi instituto, me apetecía hacerme un poquito de autobombo y ponerlo en el blog. También he ganado con el de poesía, pero ese lo pondré mañana ^^


EL JUEGO DE LAS PUERTAS

Me despierto en un sitio oscuro, no recuerdo haber estado aquí. La cabeza me da vueltas, todo gira a mí alrededor, estoy confuso. Poco a poco voy recobrando la vista y veo las imágenes algo más nítidas. Observo una silla con un estampado de cuadros blancos y negros, las paredes y el suelo son oscuros. Tan solo se ve la luz por un pequeño ventanuco situado en un lugar bastante alto de la pared.  En el suelo hay un cuchillo y una pistola, y al lado una nota en la que pone: Escoge una puerta. 
   Está claro, me han secuestrado, ¿pero quién? En seguida dejo de pensar en eso e intento descifrar la nota.
   Aparentemente no hay ninguna puerta, por lo que supongo que debe de estar oculta en algún lugar de la habitación. En el papel da a entender que tiene que haber más de una puerta así que me pongo a buscarlas. Doy golpes contra el suelo y contra las paredes intentando que de un empujón aparezca una puerta oculta. Tras varios minutos haciéndolo, me doy cuenta de que es inútil. Hay que usar la lógica, y eso no se me da muy bien, no porque sea estúpido sino porque no soy demasiado despierto.
   La silla, el cuchillo, la pistola, la ventana, tienen que significar algo, ¿pero el qué? No se me ocurre nada absolutamente, me quiero rendir, no quiero seguir estrujándome los sesos para que al final no consiga nada. Sin embargo hay algo que me dice que lo haga, que no tire la toalla. Tras mucho pensar se me ocurre que la ventana sea una puerta y que necesite la silla para llegar a ella, entonces con la pistola rompería el cristal, pero no se me ocurre ninguna utilidad al cuchillo. Analizando mi pensamiento me doy cuenta de que no es algo tan disparatado así que me dispongo a hacerlo y cojo la pistola y por si acaso el cuchillo. Acerco la silla a la ventana y me subo a ella con cuidado, ahora la ventana que antes me quedaba tan alta está justo en frente de mí. Tengo la corazonada de que todo va a salir bien y eso me tranquiliza, agarro con fuerza la pistola e intento apuntar a las bisagras de la ventana para que el cristal no salga disparado en mil pedazos y me den en un ojo o me hagan alguna herida. Aprieto el gatillo con fuerza y parece que la ventana ha cedido un poco, la empujo con cuidado y para mi sorpresa el cristal se cae hacia fuera.  De repente un papel me cae entre las manos,  en el puedo leer <<Aún falta otra puerta y está cerca>>. Estoy desesperado, pero intento no venirme abajo, saco el cuchillo y lo clavo en la pared sin ningún problema. Al tocar la pared me doy cuenta de que es blanda, entonces, deslizo el cuchillo clavado hasta que consigo formar un cuadrado. Empujo la pared y se abre una puerta, además aparece un aparato parecido a una radio y un mando con dos botones: uno rojo y otro verde.
   Oigo una voz proveniente del aparato, me asusto un poco, pero aún así intento escuchar.
-Siga las instrucciones con orden por favor y deje que termine de hablar antes de comentar nada. Si se ha parado a pensar en su pasado se habrá dado cuenta de que no se acuerda de nada, le hemos borrado la memoria para que no tenga facilidades al hacer esta prueba. Pero voy a darle una pista: usted es un asesino, un delincuente, una persona que vivía para hacer sufrir a los demás –Sus palabras rebotan en mi cabeza, ¿de verdad soy así?-. Ahora vayamos a lo importante, debes escoger una puerta; ¿la ventana o la de la pared? Si quieres la de la ventana pulse el botón rojo, si quiere la de la pared pulse verde. Tiene sesenta segundos para elegir su respuesta. Si no le da tiempo se quedará en esta habitación para siempre y no podrá salir.
   Sus palabras me han dejado atónito, ¿qué clase de persona soy? ¿Qué tipo de juego es este? Me quedan cuarenta segundos para elegir una puerta, no sé cual escoger, tengo miedo, me temo que si elijo la equivocada no me pasará nada bueno. Tan solo diez segundos. Pulso un botón al azar, el verde.
-Ha escogido el botón verde. Pase por la puerta de la pared por favor. Ahora pasemos a otra pregunta, las reglas son como las de antes ¿de acuerdo? Pues bien, la pregunta es: ¿Te lo estás pasando bien? Botón rojo: no; botón verde: sí.
   ¿Cómo se les ocurre preguntarme algo así? Sin pensármelo dos veces pulso el botón rojo.
-El botón rojo ha sido pulsado. Adelante, pase por la derecha.
  Esta vez tengo que caminar por un pasillo largo, estrecho y lúgubre. Me tiemblan las manos, no dejo de pensar en qué tipo de prueba será esta, en que hago yo aquí y en cómo podré escapar de este infierno. Solo con pensarlo me agobio, tengo que parar, tomar el poco aire que hay en este horrible lugar. Respiro hondo, me tranquilizo un poco.
-Gire a la derecha por favor- Le obedezco y me percato de que hemos llegado a otra sala con otras dos puertas-. Bien, esta es la última prueba, tu respuesta cambiará toda tu existencia, ¿preparado?
-S-Sí – Respondo tartamudeando-.
-¿Te gustaría ir al cielo o al infierno? Botón rojo: Cielo; botón verde: Infierno
¿Qué clase de pregunta es esa? Dicen que el cielo es el lugar al que van las almas bondadosas, pero ¿merezco ir yo al cielo? Faltan diez segundos, sin pensarlo más pulso el botón rojo.
-El botón rojo ha sido pulsado, pase por la izquierda.
   Entro a una sala algo más luminosa que las demás, allí me espera un hombre vestido con traje y corbata, señala a una silla que hay en frente de él.
-Tome asiento asesino, aquí termina tu trayecto.
   Se me hace un nudo en la garganta por el modo en el que ha enunciado la frase. La palabra asesino me retumba en la cabeza. Estoy desesperado, noto que me han tratado como un juguete, me han utilizado, se podría decir que hasta me han torturado durante todo este tiempo. Este es mi fin, me van a matar de todos modos, es inútil, sé que no voy a salir vivo de esta. Me doy cuenta de que aún guardo la pistola en el bolsillo interior de mi cazadora, así que lentamente me la llevo a la cabeza.
   El hombre que tengo en frente no hace ningún amago de frenarme, es más, lo único que hace es sonreír y mirarme con curiosidad.
-Ya habéis jugado bastante conmigo-Aprieto el gatillo de la pistola con todas mis fuerzas, me sangra la cabeza, me duele el cuerpo, pero no me siento mal-.
-Ja, ja, ja, ja ¿Crees que apretando el gatillo de una pistola te vas a librar de todos los males que has hecho? Deja de actuar de forma egoísta.
-No te entiendo, ¿qué quieres decir? – Digo con voz temblorosa y sorprendido de seguir vivo.
-Te lo diré muy claro: Yo soy el diablo y tú estás muerto.
-¿El diablo? ¿Estoy muerto? ¿Por qué?
-Estás en el infierno, ahora pagarás por los crímenes que has cometido. Las pruebas de las puertas no han sido más que un mero divertimento, parte de tu castigo, pero parece que lo has superado.
No me lo puedo creer, ahora mismo estoy muerto de miedo, pero aún así me quedan las suficientes agallas para hablar.
-¿Y qué harán conmigo?
-Desaparecerás de este mundo muy lentamente- Abre la puerta de la habitación y aparecen muchísimos instrumentos de tortura-. Nos lo vamos a pasar muy bien tú y yo, ja, ja, ja-.
¡NOOOOO!- Doy un grito ahogado, este es mi FIN

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